#16-dic-2016 #el-financiero #enrique-quintana #noticias
La celeridad de los cambios que vivimos, con frecuencia nos hace perder la perspectiva del largo plazo.
Por ejemplo, hemos puesto el acento en el alza de las tasas de interésque se presentó esta semana, pero se nos olvida que más que un alza puntual, estamos ya claramente en un periodo alcista de las tasas.
Las previsiones de los integrantes del Comité de Mercado Abierto de la Fed señalan un alza de 0.8 puntos porcentuales de la tasa de referencia para el próximo año. Suponiendo incrementos de 0.25 puntos cada vez, la consideración es que habrá tres alzas en 2017.
Pero se prevén tres alzas más en 2018 y otras 3 en 2019, antes de regresar a la “normalidad” en las tasas de interés.
Si combinamos esa previsión de una etapa de tres años de incrementos, con un pronosticado incremento del déficit fiscal en Estados Unidos, que a su vez va a presionar hacia arriba el costo del dinero, se configura un escenario de mediano plazo que seguramente va a influir sobre el dólar y su paridad contra el peso.
La mera expectativa de normalización de las tasas de interés, condujo a una apreciación del dólar en 12.9 por ciento respecto a la canasta de 10 monedas que conforman el “Índice Bloomberg” del dólar spot a partir del 2014.
Desde el triunfo de Trump, el dólar se encareció en 4.7 por ciento frente a esa misma canasta.
Si en los primeros meses del 2017 se valida la tendencia al mayor déficit, quizás la presión pueda ser mayor.
Por eso, el aumento de medio punto por parte del Banco de México a la tasa de referencia, es ya el sexto desde que el 17 de diciembre de 2015 comenzó este ciclo. Y me temo que no será el último.
Aunque el traslado a precios de los incrementos de costos por efecto de la depreciación ha sido bajo, será creciente, y los pronósticos de una inflación cercana o incluso superior a 4 por ciento para 2017, van a conducir a una reacción por parte del Banxico incrementando nuevamente las tasas.
La Junta de Gobierno del Banco de México tiene muy claro que su mandato fundamental es evitar la inflación. Y ante la posibilidad de que se vaya al 4 por ciento, no tenga la menor duda, con Carstens o sin él, que tomará las decisiones necesarias.
La paridad del peso frente al dólar va a estar sujeta a la tensión de los mayores rendimientos que van a ofrecer las inversiones en EU y los incrementos en las tasas en México.
Esta semana le comentamos que la relativa estabilidad que ha mostrado es sólo temporal. Lo más probable es que las presiones alcistas, que llegarán en medio de episodios de volatilidad, continuarán a lo largo del 2017.
Las autoridades mexicanas no tienen una meta en materia de paridad y ha quedado muy claro que la libre flotación se mantendrá. El objetivo principal del gobierno y el Banco de México es evitar una crisis financiera de fin de sexenio.
Ya se trabaja en los temas comerciales relacionados con las posiciones de la administración de Trump.
Pero al margen del TLCAN, la política fiscal anunciada y la previsión de la Reserva Federal permiten dibujar un año con presiones inflacionarias y cambiarias.
En la previsión para 2017, ese debe ser uno de los factores que deben tomarse en cuenta tanto a nivel macro como en las decisiones de las empresas y de las familias.
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