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El dinamismo mostrado por el comportamiento del endeudamiento externo de México perdió fuerza en 2016, lo cual puede ser una señal de un cambio de dirección en su explosivo crecimiento que había registrado desde el 2009 ante las inminentes alzas en las tasas de interés que alejará el dinero barato.
El fuerte dinamismo en la entrada de recursos financieros del exterior fue posible debido a la fuerte liquidez y a las bajas tasas de interés que se presentaron después de la pasada crisis mundial, cuya parte más álgida se alcanzó a finales del 2008. Sin embargo, lo vientos están cambiando.
Los principales bancos centrales en el mundo están dejando de inyectar liquidez y algunos ya iniciaron las alzas en su tasa de referencia, como es el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos.
EL MENSAJE DE LAS CALIFICADORAS
El freno al crecimiento de la deuda del exterior en México reportado a finales del 2016, resulta una buena señal dado que ha sido uno de los factores que han llevado a las agencias internacionales a cambiar la perspectiva de la calificación soberana de estable a negativa.
Tanto Moody´s, como Standard & Poor's y Fitch han señalado los riesgos que representan para México los nivel alcanzado por la deuda externa con relación al Producto Interno Bruto (PIB).
De acuerdo con Standard & Poor´s, es probable que la deuda neta del gobierno general aumente hacia el 47-48 por ciento del PIB en 2018-2019, desde 45 del PIB en 2016 debido a los déficits fiscales continuos y el bajo crecimiento.
La deuda del Gobierno Federal creció a 34.4 por ciento del PIB en 2015, cuando en 2011 era del 27.9, de acuerdo con Moody’s.
Dentro de un escenario caracterizado por una perspectiva negativa del crecimiento de la deuda externa resulta alentador que, en el año pasado, su dinamismo haya perdido fuerza, lo que es una buena señal de que se entendió la advertencia de las calificadoras.
Dentro de las medidas tomadas por el gobierno mexicano para poner un freno al aumento de la deuda externa se encuentra el lograr un superávit primario en el presente año, lo que se ha complementado con cambios en las finanzas de empresas públicas como Pemex.
COMPORTAMIENTO SECTORIAL
El Gobierno Federal y las empresas del sector privado han hecho adelantos tendientes a reducir su dependencia del endeudamiento externo. No obstante, los organismos y empresas del sector público siguen con su tendencia a endeudarse más en el exterior.
El saldo de la deuda externa del Gobierno Federal y las empresas del sector privado ascendieron a 88 mil 368 y 120 mil 252 millones de dólares al cierre del tercer trimestre de 2016, por debajo de sus máximos histórico alcanzados en el año de 90 mil 288 y 123 mil 033 millones.
En tanto, los organismo y empresas del sector público se fueron por la libre, al alcanzar un máximo en su saldo de financiamiento proveniente del exterior de 84 mil 513 millones de dólares, el cual constituyó una nueva marca histórica.
El mayor ajuste a la baja de la deuda externa, fue el referente a lo que se encuentra en poder de extranjeros y que se negocia en el mercado nacional. Este tipo de financiamiento externo alcanzó un saldo máximo en 151 mil 600 millones de dólares al cierre del segundo trimestre del 2014, para descender a 104 mil 477 a septiembre del año pasado.
Los valores de deuda externa denominados en pesos comprenden valores como los Cetes, Udibonos, bondes D y bonos en poder de extranjeros.
En 2017 la relación deuda externa versus PIB todavía se puede ver presionada al alza, debido al lento crecimiento económico y el impacto negativo que puede tener el elevado precio del dólar sobre el tamaño de la economía.